HUERTA GRANDE ... mi amor!!!

martes, 25 de agosto de 2009

EL URITORCO


El Uritorco,
un magnífico gigante de 1950 mts, que emerge de las Sierras Chicas que enmarcan el Valle de Punilla, en nuestra provincia de Cordoba, tiene una historia tan fantástica como su presencia.
Encontré el fragmento que sigue, en Wikipedia y quise rescatarlo para guardarlo en este espacio, como homenaje a este maravilloso regalo que nos hizo Dios a todos los argentinos.
Que lo disfruten...

"En el actualmente casi desconocido idioma comechingón significa Cerro de los loros, ya que en la zona abundan, entre otras aves los loros llamados "barranqueros", aunque por un equívoco debido a la parofonía, y a la importancia de esta montaña, es común que (como a tantos otros topónimos del centro, oeste y noroeste argentino ) se le atribuya una etimología runa simi (quechua), de este modo la supuesta etimología quechua sería: "Cerro Macho". Una leyenda regional bastante moderna explica tal topónimo; es así llamado no solo por ser la cumbre que más se destaca en la Sierra Chica de la provincia argentina de Córdoba, sino porque casi inmediatamente al sur se encuentra otra montaña algo menos elevada con dos cumbres, tal montaña recibe el nombre de "Las Gemelas". Según los antiguos mitos del Uritorco, eran "dos hermanas" hijas del cacique Uritorco, quien poseía un secreto. Un brujo quiso conocer ese secreto y torturó al cacique pero este se mantuvo en silencio, incluso después mató brutalmente a sus hijas y a su mujer, pero el valeroso hombre se mantuvo en silencio. Finalmente el gesto del cacique hizo que fuerzas telúricas destruyeran al brujo y como premio por la bravura del cacique, a éste lo convirtió en el Cerro (de ahí que se lo llamó Cerro Macho), a sus hijas en Las Gemelas, y a su amada mujer en el Río Calabalumba que acaricia eternamente la ladera este del Cerro..."

foto: http://www.webcamuritorco.com.ar/

CORDOBA DE LA NUEVA ANDALUCÍA





Es curioso ver hasta qué punto somos instrumentos del destino.



En 1571 Jerónimo Luis de Cabrera es encomendado por el virrey Francisco de Toledo, para fundar tierras en nombre de la corona, en Salta y Santiago del Estero. Sin embargo él va hacia el sur, y en el valle de Quisquisacate funda en 1573 (6 de julio) la ciudad a la que llama Córdoba de la Nueva Andalucía por el parecido con esa región de España.



Esto le vale el cuello literalmente. Gonzalo Abreu de Figueroa, llevado por la codicia al ver la riqueza del lugar, busca como pretexto la desobediencia para apresarlo, llevarlo a Santiago del Estero y decapitarlo.



Es un precio justo por semejante proeza. Córdoba bien vale perder la cabeza.



Sin duda creo que el destino de Cabrera fue dar "forma" a esta región tan maravillosa, por la que vale la pena morir, y en la que es una gloria vivir.



Córdoba no es solo una ciudad y un territorio provincial maravillosos, sino la cuna de la cultura nacional, fuente de inspiración y formación de muchas de las mentes más ilustres del pensamiento nacional. Aun hoy, en el ocaso cultural de la Argentina, Córdoba sigue siendo un cóndor parado en el corazón del país, aglutinando el federalismo y manteniendo como bastión la identidad nacional, que estamos perdiendo en otros lugares del territorio nacional, empezando tristemente por la Capital Federal.



Este paraíso fue, mucho antes que la "visita" española. Hay registro de la existencia de vida de hace 6000 años aproximadamente: la cultura Ayampitín y posteriormente la Comechingones fueron los primeros habitantes de esta zona, quedan sus huellas en los morteros cavados en las rocas para moler granos y las numerosas cuevas que les servían de refugio . Es todo un ejercicio mental pensar qué hubiese sido sin los españoles. En el cerro Uritorco hay una zona llamada Pampa de los Espíritus porque se dice que aborígenes de la zona, asediados por los conquistadores, se arrojaron al vacío por no caer prisioneros; aún hoy se escucha aullar en medio del silencio, a las almas que quedaron para toda la eternidad a custodiar ese lugar sagrado. Tanta cultura, creencias, firmeza de espíritu y valentía también hubiesen sido dignas de preservar.